Desconocido en Argentina, el Peludo, como lo apodan, llegó en este mercado de pases y en el partido con Godoy Cruz y tuvo sus primeros minutos, en los que confesó que le costó un poco: “El ritmo del fútbol es diferente, en Uruguay te pegan, en cambio acá van, te pegan y te sacan la pelota. Hay que acostumbrarse a eso. El otro día cuando debuté, la primera pelota que me llega, el jugador me choca antes de que la reciba. En Uruguay si a mí me chocan así, me tiro y es falta”, explicó el delantero. Y agregó: “En Uruguay tampoco hay mucho tiempo para jugar, pero allá de una van a pegarte, entonces podes ganar tiempo con faltas. Acá no, te pasan por arriba y te sacan la pelota”.

Entre otras diferencias con el fútbol del país vecino, marcó que las canchas son mejores en Argentina, “los jugadores tienen un poco más de técnica, se juega a uno o dos toques. Si no agarras eso, no jugas. Y yo no vine acá a pasear, ni a perder el tiempo, yo vine a jugar y me voy a acostumbrar como sea. Por ahora vengo bastante bien pero todavía me falta un poquito para estar a la par”.

Con respecto a la adaptación al grupo y al trabajo, Freitas dijo que “fue bastante fácil”. Y amplió: “Mis compañeros me trataron como uno más desde que llegué, ayudó también que esté Federico Gallego, que es uruguayo, son todos muy buena gente, me llevo muy bien con todos y eso ayuda”.

Acerca de su llegada a Argentinos, el montevideano explicó: “Mi representante es conocido de Noray Nakis, que fue quien compró el pase al club uruguayo y me trajo. En principio el acuerdo es por seis meses pero no sé qué se arreglará después. Si tengo la suerte de jugar y satisfacer al cuerpo técnico y a los dirigentes, capaz que me puedo quedar seis meses o un año más. Es poco tiempo el que estoy, por eso quiero adaptarme lo más rápido posible para jugar, ayudar al club y sentirme bien”.

Entre sus compañeros, Freitas destacó que los que más lo sorprendieron fueron Luciano Cabral y Ezequiel Ham: “Cabral tiene una técnica increíble, es un animal y al Turco (Ham) lo había visto y lo vi medio blandito, después lo vi jugar y dije este muchacho no es ningún blandito: juega, marca, mete”.