La vuelta de Pisculichi a Argentinos fue una mezcla de sensaciones. Por un lado alegria, ya que es un ídolo del club. Por otro, en algunos casos, indiferencia. Su ida a River una vez consumado el descenso en 2014 fue un sabor amargo, pero, jugadores como él, necesitan hacer muy poco para ganarse el cariño de la gente nuevamente. ¿Por qué? Porque es un fuera de serie. Un jugador único que debemos agradecer que juega para nosotros. 

Tras recuperarse de su lesión en la espalda, "Piscu" volvió a aparecer contra Unión. Sin jugar un partido brillante, generó el penal que derivó en el empate, y claramente fue clave para la remontada. Contra Huracán no jugó bien, y a partir de ahí, algunos empezaron a pedir a Aléxis. No hay que ser necios, es cierto que no mostró su mejor versión. Pero, como dije más arriba, estamos en presencia de un futbolísta diferente al resto. Capaz de lograr lo que pocos pueden hacer. Y anoche, ante Olimpo, fue el único que entendió como jugar en esas condiciones climáticas.

Le bastó nueve minutos para demostrar que Berti no se equivoca. En una cancha mojada y rápida, Pisculichi recibió un pase de Batallini llegando a la medialuna, la dejó picar entre dos y tres veces, y con esa zurda mágica la puso abajo contra el palo de Carranza, que se vio sorprendido ante tal remate enveneado y lleno de violencia. 

Más allá de que el nivel del equipo no fue esperado, también dicho esto por sus propios jugadores, el "18" de Argentinos, a mí entender, fue de lo mejorcito. Por su técnica, por su visión de juego y porque transmitía tranquilidad a sus propios compañeros.

La pregunta es: ¿debe seguir siendo titular o no? Anoche despejó cualquier duda. Él hace cosas que nadie hace. Por es razón, por su carrera, por su experiencia, por su liderazgo, por todo lo que genera en el rival y porque simplemente se llama Leonardo Pisculichi.