Derrotas y muchos goles
04 de marzo de 2016
El análisis del corto ciclo de Carlos Mayor al frente del primer equipo deja dos focos claramente reconocibles: la falta de victorias (cuatro derrotas y un empate), y la gran cantidad de goles recibidos en tan solo cinco partidos disputados. Sin encontrar funcionamiento, tampoco el 11 inicial y sin dialogar con la prensa, el director técnico se despidió del cargo que tanto lo ilusionó.

16 goles en 450 minutos disputados. Un gol rival cada media hora de partido. Una cifra abrumadora que refleja el punto más débil -el sistema defensivo o, simplemente, la defensa- del equipo que condujo Carlos Mayor, desde el inicio del actual campeonato hasta el viernes 4 de marzo, cuando se produjo la goleada 5-1 ante Defensa y Justicia. Un déficit que nunca se pudo corregir, sobre todo en la tarea realizada en los primeros tiempos del Bicho, donde Argentinos encajó 11 de esos 16 tantos mencionados. Incluso, esta cifra supera a los 13 goles (en 7 partidos, también sin victorias) que recibió el conjunto de Gabriel Schurrer, en la temporada 2012/13.
La caída ante el volátil equipo de Florencio Varela significó la cuarta derrota al hilo, luego de perder ante Estudiantes en La Plata, con Vélez en La Paternal y Aldosivi en Mar del Plata, con previo empate en el debut ante Tigre en el DAM. Quizás el único aspecto rescatable del equipo en esos cotejos fue lo hecho de mitad de cancha hacia delante. Se crearon numerosas situaciones de gol en cada uno de los partidos, sin embargo apenas se marcaron cinco tantos. Resumiendo, de los 30 equipos de Primera, Argentinos hoy es uno de los que menos convierte y que más goles le hacen.
Los constantes cambios de esquema (4-2-3-1; 4-1-1-3-1; 4-3-1-2; y 4-4-2) generaron confusión y solo desnudaron las inconformidades del cuerpo técnico con el nivel del equipo. También, las habituales modificaciones en las alineaciones titulares. A excepción de la primera y segunda fecha, donde se repitió la defensa, Mayor hizo cambios en todas las líneas en cada partido. Incluso, dudó del arquero colombiano Camilo Vargas, de los pocas individualidades rescatables del equipo, a pesar de la masiva cantidad de goles que recibió.
Lejos del ideal de juego que pretendía Mayor (protagonismo, recuperación y equilibrio), el Bicho se encontró con una realidad deportiva durísima: bajos rendimientos de los principales nombres de su plantel, futbolistas anímicamente hundidos y el fantasma del descenso acercándose velozmente. No será tarea sencilla para quien asuma este desafío con 11 partidos por delante.