Finalmente volvió Ham
23 de mayo de 2017
En el amargo empate 0-0 entre Argentinos y Almagro, un haz de felicidad brilló en el estadio Diego Armando Maradona. Ezequiel Naim Ham tuvo alegría doble: volvió a concentrar y encima, le tocó jugar. Volvió a pisar una cancha de manera oficial luego de 18 meses y recibió elogios de su técnico, Gabriel Heinze, "se lo ganó él. Nadie le regaló nada. Esperó su turno y lo tuvo. Eso habla muy bien de Ezequiel".

1 año, 8 meses, 2 días. Un total de 610 días tuvo que esperar Ezequiel Ham para volver a jugar oficialmente en la Primera División de Argentinos Juniors. Desde la polémica fractura, hasta el tiempo en Reserva sin llamados de Heinze, pasando por los tantísimos meses de rehabilitación. La larga espera, cuyos efectos Ham confesó ("tenía muchas ganas de volver. Estaba ansioso"), llegó a su fin ayer en el empate frente a Almagro.
A los veinte minutos del segundo tiempo, el estadio Diego Armando Maradona se puso de pie para aplaudir el retorno de un retoño del semillero. En su primera cita con el primer equipo de Gabriel Heinze, el Turquito tuvo la chance de saltar a la cancha en lugar de Facundo Barboza, en un partido friccionado (desde lo futbolístico y lo físico). El Gringo, quien no había confiado en él hasta ayer, elogió su esfuerzo: "se lo ganó él. Nadie le regaló nada. Esperó su turno y lo tuvo. Eso habla muy bien de Ezequiel".
Su severa lesión, no pareció dejar rastros. El volante de 23 años metió con fiereza, como en sus mejores tiempos, sin miedos ni huellas psicológicas.Inclusive, estuvo cerca de abrir el marcador a favor del Bicho, pero Limousin estuvo más rápido y le negó la fiesta completa.
Ham, que se había fracturado el tobillo derecho en septiembre de 2015, y en 2016 sólo pudo jugar para la reserva, describió su sorpresa y sus sensaciones para con el afecto de la gente, que lo tomó como hijo del club: "no sabía que jugaba: esperaba la oportunidad en la entrada en calor. El apoyo de la gente siempre estuvo, nunca lo voy a olvidar".
El tan esperado retorno llegó de sorpresa, y el cuento tiene un final feliz: tras un año y ocho meses de lucha, tristeza, amor y esfuerzo, Ezequiel Ham volvió a vestir la franja blanca.