Humillante
04 de marzo de 2016
Argentinos no levanta cabeza y otra vez volvió a ser goleado en su estadio y ante su gente. En esta ocación, el verdugo fue Defensa y Justicia, quien lo derrotó de manera categórica por 5-1 dejando al "Bicho" sin técnico y con una profunda crisis futbolística. ¿Quién se hace cargo de este desastre?

Carlos Mayor, después de la caída con Estudiantes, estuvo en la cuerda floja y se determinó darle un partido más para ratificar el proyecto al que se apostó. Aun así, nada le salió ni a él ni a sus jugadores, pese a las seis modificaciones que realizó. El equipo volvió a defender de forma amateur, en ataque se creo poco y nada, y encima el rival te volvió a ganar de forma abultada. En ningún momento hubo una muestra de carácter ni de vergüenza deportiva, sino todo lo contrario: se dejó mañatar por un equipo superior en todas las líneas y lo pagó caro nuevamente con una goleada histórica.
Tomás Cardona abría la cuenta tras un centro pasado que desnudó la tibiesa de la defensa de Argentinos a los 26 minutos de la primera etapa. Minutos más tarde, MacAllister y Vargas protagonizaron un blooper que terminó con el gol en contra del joven lateral. Zelaya descontó rápido y Vargas le atajó un penal a Rafael Delgado tras una infracción infantil del debutante Rolón. Con el empuje de la gente, y con lo psicológico que se volvió el partido, todos creíamos en una posible remontada. Era difícil, pero no imposible.
En la segunda mitad, Cabral ingresó por Benítez para aumentar el volúmen ofensivo, pero nada sirvió. Tampoco el ingreso de Insúa, quien poco aportó. Hasta que a los 35 minutos comenzó el show de Fabián Bordagaray: triplete para el ex AAAJ y baile en La Paternal con un Diego Maradona que estallaba en insúltos.
La ida de Mayor es apenas un factor de los problemas que tiene Argentinos para este año. Si bien el entrenador fue responsable, todos y cada uno de los jugadores tuvieron sus oportunidades para enderezar el barco, pero ninguno estuvo a la altura. Un punto sobre quince enciende las alarmas del descenso a futuro e instala la pregunta: ¿Quién puede sacar esto adelante? Hasta ahora, todo parece ilevantable.