Pasión Paternal

Más loco que Bielsa


13 de septiembre de 2016

Alejandro Calumite - @alecalumite

Perfil de Gabriel Heinze. Cómo piensa, cómo vive y cómo se comporta día a día el técnico que con un par de partidos dirigidos, ya se ganó el respeto de la gente de Argentinos.

Cuando leí por primera vez el libro “Lo suficientemente Loco”, publicado en 2003 y escrito por Ariel Senosiain, me sorprendí de cómo un periodista podía recorrer y contar la vida de un personaje tan particular como Marcelo Bielsa habiendo compartido muy pocos momentos con el protagonista.Habló con ex compañeros, ex dirigidos y gente que compartió con él diferentes momentos de su vida profesional. Y el resultado fue el mejor libro de todos los que se escribieron sobre el ex DT de la Selección Argentina.

¿Qué tiene esto que ver con Argentinos Juniors? Todos aquellos que admiramos y leímos mucho sobre Bielsa (en mi caso, hasta tuve el privilegio de ver un par de entrenamientos suyos en el País Vasco, cuando dirigía al Athletic de Bilbao), tendremos alguna chance más que los demás de poder comprender a nuestro actual entrenador. Y lo que sigue a continuación es apenas un intento de mi parte de presentarles a todos ustedes un perfil de este DT tan diferente a los demás, investigando y hablando con mucha gente que lo rodea en Argentinos. Con casi todos, menos con él.

Desde que es técnico de Argentinos, con Gabriel Heinze intercambié sólo seis palabras. En realidad las escuché: yo ni hablé. Apretón de manos en el vestuario del Bajo Flores, mirada fija a los ojos y soltó al aire una frase a los pocos periodistas que estábamos: “¿Vieron que no soy un ogro?”.Su frase obedece a que, según él interpreta, el periodismo lo maltrata porque no concede entrevistas individuales ni telefónicas y además porque él mismo reconoce no tener mucha simpatía por los periodistas. ¿Cómo vive? ¿Qué piensa? ¿Cómo se comporta? Preguntas a responder…

En Buenos Aires vive solo. Y vive trabajando. No para. Observa los entrenamientos, ve varias veces los partidos, analiza a los rivales, mira otros partidos para conocer nuevos movimientos. El y su cuerpo técnico. El fútbol es su pasión, su locura y su motor. Y como cualquier hijo de vecino, tiene un ídolo al que admira y venera por sobre todos, que mucho tiene que ver con la historia de Argentinos: Diego Armando Maradona.

Como entrenador, sin embargo, Heinze admira principalmente a Marcelo Bielsa pero pone casi en el mismo nivel a Luis Enrique, actual técnico del Barcelona, que lo dirigió en la Roma. Son los dos técnicos que más lo marcaron. El Gringo es tan autoexigente que dice de sí mismo que como jugador “fue un burro” que aprendió a jugar recién a los 32 años y que desde que era futbolista, sabía que luego iba a ser entrenador. Por eso empezó a prepararse desde antes.

En sus últimos tiempos en Newell´s, invitó una vez a sus compañeros del plantel a comer un asado pero no fue para charlar de la vida:Heinze se dedicó en gran parte de la cena a mostrarles vídeos y, sobre todo, exhibirles las 25 jugadas de salidas desde abajo posibles que existen en el fútbol. “Conocía 24 formas de salir jugando hasta que descubrí una nueva en un partido regional de San Francisco que vi la semana pasada en un vídeo que me pasaron, en la que hacen descender al extremo”, les dijo ese día. Sus compañeros lo miraron incrédulos.

A aquel que cree que Heinze cuando asumió en Argentinos no sabía nada del club, puedo decirle que, cuando empezó a trabajar, ya sabía más que cualquiera. Utiliza casi un tercio del día viendo y analizando vídeos: puede pasar hasta 7 u 8 horas diarias frente a una pantalla o frente al monitor de su Mac, que vendría a ser su mejor amigo, porque la lleva con él a todos lados.

De esa manera, por ejemplo, se le hizo mucho más llevadero el viaje de 17 horas desde Tucumán en el que pasó, en un tramo del trayecto, casi cuatro horas seguidas sin hablar una sola palabra ni sacar la vista de la pantalla. En el regreso desde el Norte, ya se vio el partido con San Martín un par de veces, empezó a visualizar también imágenes de Crucero, su próximo rival, y fue armando la planificación de la siguiente semana, previa al partido con Estudiantes de San Luis.

Más allá de su pasión/obsesión por el fútbol, Heinze dice que su mejor virtud es hacer buenos asados. Se atreve a decir, un poco en broma y un poco en serio, que debe ser de los mejores asadores que existen. Es de lo poco que presume.

El momento de la práctica para él es sagrado. Es muy innovador en sus trabajos. Y tiene reglas innegociables de convivencia. Nadie puede estar sentado, con los brazos cruzados ni con las manos en los bolsillos en las tres horas que dura el entrenamiento. Ni los médicos, ni los utileros, ni la gente de prensa. Heinze interpreta eso como una falta de respeto al esfuerzo que están haciendo los jugadores. De hecho, él mismo se encargó de comprar y pagar de su bolsillo los chips con GPS que utilizan los futbolistas durante los entrenamientos para medirles sus movimientos.

Es tal la obsesión que tiene por la actividad que en uno de los dos entrenamientos que realizó el plantel en Tucumán en las canchas de Atlético (un viaje en el que programó cada minuto y cada detalle, desde la comida hasta las paradas), no solamente ordenó que nadie podía estar quieto sino que además en el momento que los jugadores corrían, todos debían correr.

Vaya problema para ese dirigente que estaba en bermudas, chomba y sandalias acompañando a la delegación, que debió sacarse las “Crocs” y tuvo que correr descalzo junto a los jugadores, el cuerpo técnico, los médicos y los utileros, en un ejercicio que luego Heinze explicó que era “para la unión del grupo porque cada uno de ustedes es tan importante como los futbolistas”.

Así es Gabriel Heinze. Un técnico que considera que las concentraciones son “optativas” (si algún jugador lo prefiere, puede no concentrar), que dice que ningún dirigente sabe nada de fútbol y que el periodismo sólo busca problemas y que vino a Argentinos “a hacer jugar al equipo como a él le gusta para ganar los partidos”.

Un loco que sabe que tiene fama de antipático pero que puertas adentro, reconoce que ya se encariñó con el club “porque es muy familiar y amigable” y que, aunque jamás en la vida lo diría públicamente, a sus íntimos les admitió que le encantaría que un día la popular de Boyacá le canté: “Que de la mano, del Gringo Heinze, todos la vuelta, vamos a dar…”.Al menos, ya se ganó el respeto de la gente de Argentinos. No es poco.

Foto: Prensa AAAJ

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