Perdidos
27 de julio de 2015
Argentinos jugó 75 minutos muy malos y perdía por tres con Arsenal e incluso la diferencia podría haber sido mayor, pero los de Sarandí se quedaron y en el final el Bicho mostró algo de orgullo y con el 3-2 le puso incertidumbre al resultado, que por el juego nunca estuvo en duda.

Otra más y van. Acaso la peor de estas cinco que -tristemente- se fueron acumulando en el camino. Argentinos fue un desastre en gran parte del partido, sumó una nueva derrota y todavía más dudas. Con muy poco, Arsenal mereció una diferencia mayor de la que terminó consiguiendo simplemente por aprovechar las facilidades que el fondo del Bicho entregó. La levantada de los últimos minutos sirvió para alivianar un poco el resultado y para algún optimista puede ser una luz de esperanza, pero la imagen que dejó Argentinos en Sarandí es preocupante.
Arrancó mejor el local, que tuvo las primeras llegadas pero se topó con un Gabbarini que respondió muy bien ante Caneo y Campos Toro para evitar la apertura del marcador. De a poquito lo fue emparejando Argentinos y llegó a responder con dos remates de Castillejos: el primero tras una milimétrica habilitación de Ledesma para el buen enganche del ex Lanús, que termino elevando mucho el remate desde el sector izquierdo, y otro entrando por la derecha en el que también le dio demasiada potencia y la tiró muy arriba del travesaño. Hasta que llegó la primera fatalidad de la tarde. El horror compartido entre Garré y Freire y la posterior falta del central sanjuanino, que siendo una de las grandes esperanzas del semillero, parece haberse contagiado el bajón y no atraviesa un buen momento.
Para el complemento el ingreso de Lenis hacía ilusionar con poder revertir la historia. En estas situaciones, muchas veces el que está afuera sin jugar parece ser mejor que los de adentro. Pero ni tiempo tuvo el colombiano para desbordar o lo que fuera. A los 4, como si fuera a propósito y luego de una suma de errores defensivos, llegó el 2-0. Primero el fondo quedó pésimamente parado, pero Freire llegó a apagar el incendio. Sin embargo, Alvarez dio un pase al medio, displicente e inentendible y Santiago Silva le ganó el duelo a Freire y definió con mucha calidad ante la salida de Gabbarini.
Cinco minutos y el 3-0: cinco jugadores de Argentinos mirando como cruza la pelota todo el área hasta que llega a un rival en el segundo palo. Siempre mirando al balón, nunca a los dos posibles receptores de centro. Podrían haber doblado marcas e incluso todavía quedaba uno libre. Buscapié y a cobrar. Se venía una catástrofe. El Bicho estaba realmente para el cachetazo. No había rebeldía. No había reacción no actitud. Nada de nada.
Entraron Cabral -ese que estuvo en el banco porque lamentablemente cuando le tocó desde el inicio fue muy intermitente y todavía no se convirtió en el líder futbolístico del equipo-, y Ham -uno que ha tenido menos oportunidades de las merecidas-. Y de a poquito Arsenal se fue quedando, no lo terminó de liquidar, y Argentinos se encontró con la posibilidad de atacar con la conducción del 10 y el empuje del Turco. En los últimos 15, el equipo mostró un pequeño signo vital. Algo de lo que no había mostrado en todo el partido, ni contra Guaraní, por ejemplo. Y con los goles de Franzoia y Freire, pudo insólitamente ponerse a tiro del empate, que incluso podría haber llegado en tiempo de descuento con alguno de los centros o bochazos al área, donde hubo también un agarrón sobre una camiseta roja y blanca, pero no lo suficientemente notable para el juez, parece.
El balance, a pesar de estos últimos minutos, es negativo. Hace unos días, Pipo explicaba que uno de los mayores problemas del equipo en este presente es la falta de peso ofensivo y las pocas situaciones de gol. Bueno, en Arsenal quedó al desnudo otra falencia: el fondo. Argentinos solo se puso 2-0 abajo. Le regaló una ventaja tremenda a uno de los peores equipos del torneo. Así como le regaló el 1-0 a Unión, también con un mal pase en defensa, o la clasificación de la Copa Argentina a Guaraní, dejando que en un córner la pelota cruce el área al ras del suelo hasta llegar al jugador rival. Para colmo, en el medio se perdió al que venía siendo el más regular: Iñiguez.
¿La conclusión? El equipo necesita un cambio en todos los aspectos: nombres, mentalidad, actitudinal. Es difícil hacer futurología, pero cuesta imaginarse qué hubiese pasado con Gorosito si no existía esa levantada del final. Ojalá los últimos minutos sirvan para que haya un cambio. Da la sensación de que todo lo bueno de las primeras fechas se va esfumando. Pero todavía se está a tiempo de enderezar el camino, volver a fortalecerse en todos los aspectos y pelear por la clasificación a la Sudamericana.