Y un día, el primer sábado soleado de primavera, y por primera vez desde 2013, Argentinos se despertó puntero e invicto. Si bien no es el tipo de lucha en la que está puesto el foco, sí es una recompensa al mérito y la voluntad de este equipo. Un fruto del trabajo y un reflejo del papel desempeñado por los dirigidos por Dabove.

 Con la victoria por 3-1 ante un rival directo en la lucha por la permanencia como Central Córdoba, Argentinos se posicionó como líder del torneo, al menos hasta que jueguen Boca, San Lorenzo y Talleres. Pero aún más importante que este radiante presente, es su contribución y sus consecuencias a largo plazo.

  En una carrera tan ajustada por mantener la categoría (hay 8 equipos en una brecha de 5 puntos en pugna por no tomar el último puesto), es fundamental la constancia y los resultados. Con la tabla de los promedios partida en dos entre los que corren un potencial peligro de descender y los que tienen las alarmas apagadas, Argentinos lidera la tabla de abajo. La sustancial importancia de estos 15 puntos sobre 21 en juego, lo alejó de la zona caliente (Gimnasia, Central Córdoba, Rosario Central, Banfield, Patronato, Newell’s, Colón, Aldosivi, Estudiantes, Lanús) y lo acercó a algunos equipos que no estaban en los planes pero con mala campaña, comienzan a descender puestos (Unión, Atlético Tucumán).

 El triunfo en Paternal, con goles de Quintana, Hauche y Silva, no sólo sirve para darse el fugaz, momentáneo gustito de ser el líder invicto del torneo, sino también para empezar a alargar esa brecha de diez puntos entre Argentinos y el abismo. Sobre todo, pensando a futuro (y esos 41 puntos de Berti que se irán con el viento).