Si su promedio en partidos como el de Córdoba se mantuviera a lo largo de todo el torneo, Lautaro Rinaldi seguramente ya no estaría jugando en Argentinos. Una situación, un gol. Ese fue el balance del rubio delantero en la tarde del Kempes. Lástima, claro, que su tanto no sirvió para traerse algo a Paternal.

A los 23 del primero, recibió una magnífica asistencia de Gaspar Iñiguez, bancó la marca y tras el pique fusiló a Olave, quien vio cómo la pelota entraba al arco tras pasar entre sus piernas. Pero esa buena resolución, digna de un típico centrodelantero, fue de lo poco que pudo hacer en una tarde en la que tuvo muy poca compañía y tuvo que jugar muy aislado.

Era uno de los proyectos para vender, pero finalmente no hubo oferta y por eso deberá quedarse, al menos, hasta fin de año. Y encima ahora deberá defender su lugar, porque el uruguayo Maxi Freitas llega para intentar adueñarse de su puesto en el once inicial de Gorosito. Si mantiene su promedio de goles por situación, seguramente se la haga difícil Rinaldi. Y si juega más acompañado, mucho mejor será para el rubio, y para todo Argentinos.