Tifón de Boyacá
15 de abril de 2019
Argentinos fue un verdadero tifón. En uno de los mejores, sino el mejor, partido de la Era Dabove, no sólo anuló al Independiente de Holan, sino que lo superó en todos los planos de análisis, desde el táctico al anímico. De no ser por Campaña, dos desatenciones defensivas y las vueltas del fútbol, la serie se hubiese cerrado en Paternal.

El blitzkrieg de Dabove arrasó al Independiente de Holan y lo redujo a su versión más pasiva. Si nos apartamos por un segundo del “mentiroso” resultado, Argentinos jugó un partido perfecto en Paternal. Sin temores ni complejos, el último equipo en la tabla de la Superliga salió a comerse a uno de los grandes del país, pero sabiendo bien qué, cómo y por qué lo hace.
El director técnico apostó por acentuar todas las estrategias que venía poniendo en práctica el equipo. Los dos laterales bien proyectados al ataque, la presión alta y exasperante, los ataques relámpago y el mediocampo agresivo. Obligó –tácticamente- al Rojo a dividir la pelota en todas las salidas y en éste plano lo venció también anímicamente. No es una labor sencilla dominar a un equipo de semejante jerarquía y, en ese sentido, es un mérito aún mayor que el del resultado. El Tifón de Boyacá pudo hacerlo porque fue un equipo concentrado en todas las facetas: decidido tácticamente, comprometido estratégicamente y aguerrido emocionalmente.
Al monumental desempeño colectivo, se le sumaron algunos puntos altos (otra vez). Algunos refuerzos (lo que quizás explique el buen presente) tuvieron performances excepcionales: Elías Gómez fue fundamental con sus intrínsecas trepadas ofensivas, Hauche, endemoniadísimo, y Spinelli, por fin, anotaron los goles y Quintana ganó todas las divididas que disputó. A éstos se les sumaron los infaltables e infalibles frutos del Semillero (entre ellos Alexis, Batallini y Vera).
En cierto aspecto, el alma o el plan de juego del equipo de Dabove recuerda a la mejor versión del equipo de Berti. No ya sólo por la intensidad en la presión, pero también en la verticalidad de sus ataques. Verticalidad que no se traduce en caos gracias a la estructura -cíclica- del equipo. Los laterales doblan (y desbordan) a los extremos, que se cierran a asociarse con Alexis y Spinelli. Argentinos genera varias opciones ofensivas con gran rapidez, pero si ninguna es clara, no se nubla, juega atrás y vuelve a empezar para buscar por otra vía. Probablemente, estos motivos expliquen la identidad (anoche claramente manifiesta) que generó el equipo en la gente.
En cuanto al resultado respecta, de más está decir que no se correspondió en lo más mínimo con el trámite del partido. Esta vez, Argentinos no despilfarró goles (de hecho, metió tres) por su propia irresolución, sino que chocó reiteradas veces con el muro que plantó el gran arquero uruguayo que tiene Independiente, Martín Campaña. La jerarquía también le permitió al Rojo aprovechar con extrema eficiencia los errores del local y anotar, sin producir mérito propio alguno, dos valiosísimos goles en condición de visitante.
El 3-2 tiene cierto sabor a poco, sobre todo luego del análisis del juego, pero sin dudas es un resultado positivo. Más aún entendiendo que se encontró un método y que las ganas están. Ahora sólo queda ver si Dabove repite táctica y estrategia o si se cuida un poco más en la visita al Libertadores de América, lo cual determinará quiénes reemplazan a dos cartas fundamentales: Gabriel Hauche y Alexis Mac Allister.