Hace mucho tiempo que en la previa de un partido no llegábamos con tanta falta de confianza. No porque el rival nos atemorice, sino porque si mirábamos puertas adentro, teníamos todas las de perder. Un arranque decepcionante, un técnico al borde de dejar su cargo, varios titulares lesionados y una defensa que cambiaba radicalmente para enfrentar a uno de los mejores equipos del país.

Berti se la jugó. Apostó por Cháves en lugar de Cavallotti, que si bien no fue el culpable directo de las dos derrotas, se lo notó con falta de confianza. Los marcadores centrales también fueron modificados. Leo Mosevich y Sebastián Martínez fueron desplazados en lugar de Joaquín Laso y Juan Camilo Saiz. A priori, era arriesgado, pero el tiempo le terminó dando un guiño a Alfredo Berti. Laso tuvo un correcto partido y no pasó sobresaltos ante los ataques de Scocco y Auzqui. Saiz, en cambio, arrancó un poco nervioso a punto tal de cometer un penal infantil, pero luego del empate se fue tranquilizando y redondeó un regular juego. En la mitad, Fausto Montero hacía su presentación acompañándo a Machín en la mitad de cancha. El ex Unión no brilló, pero se nota que con su energía contagia a sus compañeros. 

De arranque, el "Bicho" intentó controlar la pelota y buscar la forma de lastimar a River. Le costó hacerlo, ya que el equipo de Gallardo está pasando por un momento muy sólido. La primera emoción de la tarde llegaría a través de una jugada aislada. A los 17 minutos, Scocco bajó con la mano una pelota en el borde del área, Abal no lo advirtió, y en un movimiento brusco, Saiz la toca sin querer con su mano derecha dentro de área y el árbitro no dudó. "Pity" Martínez lo canjeó por gol y Argentinos volvía a remar desde muy atrás. Lejos de resignarse, el conjunto de Berti, con todos sus defectos, siguió buscando su premio. Nico González, hoy en día el arma más peligrosa del equipo, volvería a regalarle una sonrisa a La Paternal. A los 37 minutos, Piovi encontró a Romero solo abierto por izquierda, éste mismo, con el arco de frente y con mucha tranquilidad, colocó un pase filtrado a la espalda de Barboza y allí apareció el "Rey Nicolás". Control perfecto y definición asesina para vencer a Germán Lux. 1-1 y al entretiempo.

El complemento halló a Argentinos otra vez mejor parado. Claro, le faltaba profundidad y el último pase para generar peligro. Por eso, Berti movió el banco y mandó a Batallini en lugar de Machín. Ni bien ingresó, "El Bata" tuvo una chance inmejorable para poner el resultado a favor. El volante/delantero recibió un centro atrás de Cabrera,  pero la tiró por encima del travesaño. River seguía insistiendo en base a su jerarquía individual, pero siempre chocaban con Lucas Cháves, que dejó clarito que el arco, hasta que Lanzillotta se recupere, debe ser de él. 

Minutos más tarde, Berti probó con Anselmo, pero, a mi entender, ese cambio no tuvo un efecto positivo. Todo lo contrario.  Retrazó al equipo por la falta de participación y lentitud que demuestra el cordobés en cada intervención. Tal vez, lo más lógico era seguir acumulando gente que pueda tener la pelota y dar pases claros, y que mejor opción que esa que tener a Colman y Pisculichi bajo la manga. De todas maneras, sobre el final del encuentro, Berti puso al uruguayo Martínez para sellar el empate y volver a La Paternal con su primera unidad.

El proceso es largo y ya nos estamos acostumbrando a que no vamos a ver más el equipo de Heinze. Eso ya es historia. Y aunque el "Gringo" haya dejado la vara muy alta, ahora Berti impone sus métodos e ideas. Ganaremos o perderemos, pero la historia es diferente. Hoy estamos en condiciones de asumir que, por como veníamos, el empate es muy bueno. Sumaste por primera vez en el campeonato, ante un rival que venía de meter ocho goles por Copa Libertadores hace unos días. 

Se viene Racing. Un grande vuelve al Maradona y acá no podemos fallar. Haciendo cálculos supongo que debemos llegar a los 35/36 puntos para salvarnos. Se puede. Hay material y de a poco se van acomodando las piezas. Ojo, también queda mucho por TRABAJAR y eso no se puede descuidar. Pero como dije hace unos días: el orgullo de estos chicos es la fuerza que nos va a sacar adelante. Confiemos en ellos y nada más que en ellos. Las buenas ya van a venir.