Debo admitir que me equivoqué. Lo hago seguido en realidad. No es la muerte de nadie vaticinar algo y que después falle. O no. No lo sé. Pero cuando se fue Gabriel Heinze, supe que íbamos a empezar de cero. Por más que hayan buscado al entrenador con más semajanza posible, los entrenamientos, las charlas, el juego, las costumbres, las indicaciones, las concentraciones, todo. Todo iba a cambiar. Y cambió, claro. La pregunta era: ¿estamos listos? Si miramos las dos primeras fechas no. Realmente, comparado con el juego de hoy en día, ante Patronato y Belgrano el nivel de juego y la actitud fue olvidable. Pero en algo me voy a dar crédito absoluto: jamás dudé de estos jugadores. De ninguno. Siempre que la soga ahorca, ellos desatan el nudo más difícil. Ponen el pecho ante la adversidad y juegan. Con el corazón, con la mente y con su espíritu. Y esto pasó. De un arranque flojo, a un presente sensacional. Donde ya nos olvidamos del tiki-tiki, pero despertamos otros aspectos importantes en este deporte: la entrega, la lucha, el golpe y la contundencia. 

Rosario era una parada más que brava para Argentinos. El local se jugaba mucho, ya que su técnico estaba en la cuerda floja Y además, el Gigante de Arroyito siempre fue un obstáculo difícil de sortear. ¿La última victoria? Clausura 2010, con gol de Ismael Sosa. No hace falta aclarar cómo terminó ese torneo. 

Pero allí llegó Argentinos. Con una única duda sobre la mesa: Francis Mac Allister o Gastón Machín. Finalmente, el hijo del "Colorado" ganó la pulseada y arrancó de titular, por lo que se cumplió el famoso dicho futbolístico "equipo que gana no se toca". 

El primer tiempo del "Bicho" fue, como los últimos tres partidos, muy bueno. No solo sometió una presión en la mitad de la cancha que paralizó a Central, sino que se plantó a ganar de igual a igual. Con la diferencia de qué para eso, este equipo no necesita tener un control absoluto del balón ni del juego. Este Argentinos sabe cuándo lastimar. Cuando esperar y cuando enfriar. Asimismo, los muchachos de Paolo Montero era un conscierto de errores y malas decisiones. Creo que ningún jugador superó los tres puntos de juego individual. Además, la gente se alteraba ante cada pérdida y Argentinos exprimió eso hasta la última gota.

A los treinta minutos del primer tiempo, llegaría la primera gran emoción. Mal entrega de Gil que Aléxis intercepta en la mitad de cancha. Trasladó un par de metros y habilitó a Romero que entraba por izquierda. El "11" puso quinta, pisó el área, enganchó ante la marca de José Leguizamón, y remató de derecha al segundo palo del "Ruso" Rodríguez. El "Canalla" empezó a desesperarse ante un estadio que empezó a perder la paciencia con algunos jugadores. El primer tiempo finalizaba y el resultado, en líneas generales, era justo. 

Llegaba lo más difícil. Aguantar las embestidas de Central. Montero metía en cancha al chico Loverá y al "Pachi " Carrizo, para ganar más peso en ataque. Acá encontramos el defecto que Argentinos debe cambiar si o si en los próximos compromisos. Porque la suerte es suerte pero algún día se acaba y puede costar caro. Como ante Chacarita, los jugadores esperaron muy atrás y, por lo menos, el "Canalla" tuvo entre cuatro o cinco situaciones para empatar. Berti movió el banco y puso a Batallini en lugar de Francis, de discreto partido. Pero ni alterando la estructura podía frenar los intentos de Central, que sin ser una maquinita aceitada, cada vez que se acercaba al arco de Cháves era para preocuaprse. 

A los 36 minutos, la primera llegada del segundo tiempo para Argentinos. Y claro, no falló. En una conta, Batallini sacó la pelota de la zona de congestión y abrió para la derecha encontrando muy solito a Cabrera. Éste se la devolvió, y antes de pisar el área, el "Bata" lanzó un centro atrás para la llegada de Romero: control de derecha, y disparo. Gol de Argentinos y partido liquidado. El "Braian" llegó a su gol número 20º con la camiseta del "Bicho".

Pero habría tiempo para una historia más. ¿El protagonista? Nada más ni nada menos que el segundo goleador del torneo, por detrás de Darío Benedetto: Nicolás González. Como si fuera Messi, el zurdo arrancó de atrás de mitad de cancha, eludió a Leguizamón con un enganche corto pero criminal, limpió en velocidad a Martínez, Gil no lo pudo agarrar de la camiseta, y llegando al área definió a un costadito. ¡GO-LA-ZO! Cosa sera este chico. Un potencial y un hambre ilusorio. 

Sobre el final, Zampedri descontó.Pero ya la alegría era todo del "Bicho". Se ganó un partido difícil, en una cancha complicada y ante un rival necesitado. Tres factores que suelen derribarte, pero que a estos chicos no les movió ni un pelo. No quiero detenerme en los que mañana serán tapa de diario, como Romero, González y Aléxis. No puedo y no debo. Porque Cháves demostró que ataja como un veterano, porque Laso y Saiz cada vez están más firmes, porque Piovi hizo olvidar a Benítez, porque jueguen mal o bien, Cabrera y Sandoval tienen sangre "Charrúa" y nunca te van a dejar a gamba. Porque Fausto es un león y porque los que vienen desde el banco tampoco quieren quedarse atrás. Bienvenidos a la nueva versión del "Semillero del Mundo". Sin tanta vuelta. Te incomoda, te lastima, te espera. Pero también te gana. El parate servirá para poner a punto a varios jugadores tocados, como Barboza, que insisto, no puede faltar en este equipo. Con él, tendríamos el ideal. Pero eso ya es tarea de Berti. Ahora, a disfrutar este presente que es encantandor, y como dice Fito Paez, "Rosario siempre estuvo cerca". Feliz de cerrar los ojos y confiar en estos profesionales.