Tuvieron que pasar 54 oscuros días, 7 nefastas fechas de Superliga, 1 partido (eliminación) de Copa Argentina y 1 entrenador para que Alexis Mac Allister finalmente retornara de su desgarro. En todo ese lapso, que pareció una eternidad por su infierno, Argentinos vivió una verdadera pesadilla. A la derrota frente a Boca (con Mac Allister en cancha) y la renuncia de Alfredo Berti, una serie de desgracias, malas decisiones y derrotas pusieron al equipo en estado crítico.

  Pero los guiños del destino parecen indicar que lo peor ya pasó. Frente a Talleres, el equipo mostró una notable evolución futbolística y Alexis sumó algunos minutos, pero aquello no alcanzó para salir del pozo. Ayer, con la presencia del número 10 desde el arranque, Argentinos, aunque sin convencer, logró terminar con la funesta racha sin conocer el triunfo: derrotó a Banfield de visitante por 1-0 y alcanzó a Patronato en la tabla de posiciones.

  Alexis parece enarbolar la reencarnación de Argentinos. El más chico de los hermanos Mac Allister es, como ya lo ha dicho David Bursztyn en más de un comentario post-partido, el ancho de basto y el ancho de espada de este equipo. Con apenas 19 años, es máximo goleador de este plantel (2 goles), carga con la 10 de Maradona y Riquelme y es el máximo valor futbolístico (creativo y talentoso) del equipo. Ayer, sacó un gol de la galera para cerrar un partido que, si bien no se jugó bien, tenía que ganarse cualquiera fuese el modo. Y, por poco, no selló el 2-0 con un tremendo tiro de media distancia con buena parábola que pasó por al lado del palo izquierdo de Arboleda.

 Pero, además de sus minutos de juego, Alexis dejó otro tópico para analizar. Fue el primero en ir de frente y soltar, además de una autocrítica, verdades crudas. En una entrevista televisiva post-partido, el diez se animó a declarar y dejó en claro que: "algunas personas no están con nosotros cuando tienen que estar", en referencia a parte de la dirigencia del club.

 Con Sanzotti en el banco y Alexis y Batallini en cancha, Argentinos busca recuperar el espíritu agresivo y ganador, enderezar su camino, aprovechar el nuevo ánimo en el sprint final y olvidarse de una buena vez de la tabla de abajo.