Pasión Paternal

Derrota, papelón y a la deriva


12 de noviembre de 2018

Pablo Cabrales - @pablitocabrales

Ya no hay crónica que justifique a éste Argentinos Juniors. No uno, sino el peor Argentinos de todos los tiempos. Esta tarde no fue la excepción y volvió a quedar en ridículo cayendo 2-1 con Tigre, equipo que está último en la zona de descenso y que hoy se quedó con 10 hombres a los cinco minutos por la expulsión de su arquero Augusto Batalla. Panorama negro para un equipo sin alma y desorientado. ¿La buena? Ezequiel Carboni dejó de ser el técnico de común acuerdo con la dirigencia. Momento de parar la pelota, escuchar y no equivocarse. Sino, nuestro destino estará cantado una vez más.

Me enerva escribir pensando en lo que fue el partido de hoy. Tengo 25 años, por lo que hay más de un centenar de hinchas de Argentinos que vivieron mucha más historia que yo. La pregunta es para ellos. ¿Algunas vez vieron algo así? ¿Alguna vez sintieron que apesar de estar ganando, sabés que lo vas a perder? ¿Alguna vez vieron un equipo con pánico escenico? ¿Alguna vez notaron tanta falta de inteligencia de un entrenador? No sé. Hay un sin fin de errores desde que empezó la temporada que no se pueden explicar. Es un efecto dominó. Y lo peor de todo es que se podían haber evitado. 

La tarde, increíblemente, comenzó siendo perfecta. Fue raro ver a Argentinos jugar con línea de cinco después de más de dos años manteniendo el 4-3-3. Pero no importa. El técnico en la semana vio que necesitábamos otra cosa. A los cinco minutos, Augusto Batalla se hace echar tontamente, y poquito más de diez minutos después, encontramos el gol gracias a un centro que quiso tirar Ilarregui y se le colgó en el ángulo a Marinelli. No importa. Valía igual. Volvimos a convertir después de dos meses. La alegría invadía el corazón de todos, porque por fin veíamos un poco de luz al final del tunel. Sin embargo, los Dioses del fútbol tenían una sorpresa para nosotros.

Automáticamente después de convertir, Tigre parecía con 11 y Argentinos con 10. Ok. Asumíamos que los locales se iban a venir por una cuestión lógica y de necesidad. La gente estaba nerviosa, comenzaron los insultos y me parecía "normal" su empuje e ímpetu. ¿La respuesta del "Bicho"? Nula. No existió. Se dedicó a defender (mal, obvio) y a regalar la pelota una vez que la recuperaba. Los cambios estaban cantados. Necesitábamos a Barboza para generar más volúmen y poder romper la línea de Prediger y Menossi. Pero no. En el entretiempo salió Nacho Méndez e hizo su debut oficial el pibe Fausto Vera.

¿Qué se buscaba? Copar el mediocampo, tal vez. ¿Recuperar la pelota? ¿Pero cómo? ¿Eso no lo estábamos haciendo? ¡SÍ, EZEQUIEL QUERIDO! La pelota la recuperábamos, el tema es que no sabíamos qué hacer con ella. A los doce minutos, Pisculichi salió con una molestia y lo reemplazo Matías Romero. ¿Buscando qué? No sé. ¿Más marca? Bueno, si el equipo se va a dedicar a MARCAR Y A DEFENDER, entonces que lo HAGA BIEN. No. Seguía siendo un desastre. Y el "Matador se venía de a poquito. A los quince minutos, de pelota parada, Menossi la clavó a un ángulo y estalló el Monumental. Tigre se dio cuenta que lo podía ganar. Y nosotros que lo íbamos a perder. Estaba al caer esa hipótesis. 

Último cambio: Junior Benítez por Gastón Verón. El amigo de "La Muerte" entró trotando como si estuviera jugando un picadito en la Plaza Boyacá. Su apatía desesperante nos hizo dar cuenta de algo: ¿qué pasa en el plantel de Argentinos? ¿Por qué nadie salió corriendo a abrazar a Ilarregui en el gol, después de haber convertido tras un milenio de sequía? ¿Qué pasa con Torrén, Machín y Pisculichi? ¿Y los pibitos del club? ¿Hay conducta? ¿Hay una línea de respeto y compromiso? 

Cuando entró Luna, ya estaba cantado. Tres minutos antes del final, con la lluvia poniendo el drama, Tigre se llevó los tres puntos y el "Chino" fue el héroe con un cabezazo letal. Argentinos, dejando una imagen vergonzosa, patética y débil, bajó la cabeza y se entregó al destino. 

Carboni ya no está. Su presencia causó mucho daño desde todo aspecto. Futbolístico, mental y también, por qué no, desde la salud. Sino, pregúntenle al ex Jefe del Departamento Médico, Juan Manuel Herbella. La dirigencia de Argentinos, que últimamente no escucha lo que tiene para decir un hincha, un periodista, o simplemente un socio, contrató a un técnico que no tiene idea de cómo llegó a dirigir una Primera División. No había que ser un sabio para darse cuenta que estábamos haciendo todo al revés. 

Pero ahora ya está. Hay que mirar hacia adelante. Del listado de problemas, ya hay uno que tenés que tachar. Ahora, es momento de sentarse y debatir: ¿quién va ser el nuevo técnico de Argentinos? ¿Intentarán de nuevo por Lavallén? ¿Hablarán con un joven tapado? ¿Dejarán a Sanzotti? Hay un sin fin de problemas y todavía no sabemos por donde empezar. Quedan exactamente once días para el próximo compromiso. Once días para generar un nuevo ambiente, no fallar en la elección y borrar a quien haya que borrar. Explicaciones no voy a pedir, las tienen que dar solitos. Ahora lo mejor es guardar silencio y no hablar nada más. Ni superávit, ni quinchos, ni ventas millonarias. Ni Carboni, ni Berti. Ni Pisculichi, ni Machín, ni Torrén. Nadie. Todos callados. Silencio y a trabajar. Por el bien de Argentinos Juniors y los colores, lo único que nos va a mantener vivos. El resto, que siga desfilando. 

Compartir esta nota en