Triunfo made in La Paternal
01 de septiembre de 2018
En la victoria de Argentinos sobre Lanús por 2-0, nueve de los once titulares realizaron inferiores en el club, dos más ingresaron desde el banco y dos (ambos sub-20) anotaron. Al Bicho, atestado de lesiones, lo volvieron a sacar adelante los frutos (¿o las joyas?) de su semillero.

De por sí, el hecho de haber creado un equipo que no pierda la esencia sin importar los apellidos y en el que a los futbolistas a los que les toca ingresar están a la altura de las circunstancias, es un mérito enorme (a adjudicarle a Berti). Pero cuánto más valor toma cuando éstos futbolistas son surgidos de tus propias inferiores, y cuánto más si recién empiezan su carrera profesional.
Ayer fue una noche mágica; el presente y el futuro convergieron en el mítico Diego Armando Maradona. Al margen de la victoria –fundamental para arrancar a sumar de a tres en la Superliga-, se palpó en el ambiente un aroma a sentido de pertenencia e identidad; una conexión casi sagrada entre los jugadores del club y la gente, que estalló desde las tribunas con el “vamos vamos los pibes”. Y no es para menos: en el triunfo de ayer, el primero de la Superliga, nueve de los once titulares habían realizado inferiores en el club, otros dos frutos del semillero entraron desde el banco y los dos goles provinieron de canteranos sub-20.
El autor del primero, Alexis Mac Allister (19 años), volvió a ser figura. Manejó los hilos del equipo con su conducción rítmica y, una vez más, se convirtió en pieza fundamental pisando el área como mediocampista con llegada. Primero convirtió y luego Sara (con ayuda del palo) le negó otras dos muy claras.
Después de mucha participación en los ingresos desde el banco y en su primer partido como titular en Primera, el delantero de 17 años (categoría 2001), Gastón Verón, encontró la red. Y la relación pinta para rato. Además del gol, se mostró activo en la recuperación, audaz en el juego aéreo y técnico en el pivoteo, tal como en sus últimas apariciones.
Por otro lado, Facundo Barboza volvió a sumar minutos, cosa que no ocurría desde el 9 de mayo de este año, en la victoria por 2-1 a Independiente de Chivilcoy por Copa Argentina. El volante de 22 años, que ingresó para reemplazar a Pisculichi, mostró flashes de su intensidad y verticalidad.
La lógica indica que, con el triunfo de ayer, seguramente vendrá un tormento (sano) en la cabeza de Alfredo Berti. Un cuestionamiento que incluso rompa con el “equipo ideal” y, lo que es más sorpresivo, con el esquema predilecto del técnico: el 4-3-3. Pero mientras el dilema sea a quién poner y no a quién no poner, el equipo va a continuar sólido, sano y motivado.
“El futuro llegó hace rato”.