Un golpe letal del que no pudo despertar
03 de mayo de 2015
Aldosivi le ganó por 1 a 0 a Argentinos con un gol de Luguercio en la última pelota del primer tiempo. Aunque arrancó bien, el Bicho fue decayendo en su rendimiento y nunca le pudo encontrar la vuelta al partido. Ojeda y Laso fueron los mejores.

El fútbol se define por detalles. Esa fue la frase con la que definió Gorosito la derrota de Argentinos frente a Aldosivi y me parece que se ajusta bastante con la realidad. Son los mismos detalles en la paridad que, por ejemplo, le permitieron al Bicho quedarse con los tres puntos ante Lanús.
Esta claro que el rendimiento del equipo estuvo bastante distante con respecto a la ilusión que se tenía en un principio, más que nada a la expectativa que generaba un equipo que se asemejaba bastante al gusto de muchos hinchas.
De hecho, el inicio del partido fue más que prometedor, con dos llegadas claras en un minuto y medio, una de Gallego y otra de Rinaldi, que se fueron apenas anchas ante la estirada de Campodónico, con el mismo argumento, ubicar al uruguayo a la espalda de Lamberti y los dos puntas mano a mano con la improvisada dupla central.
Pero con el correr de los minutos los marplatenses se acomodaron. Ya la pelota no le pasaba por arriba a los mediocampistas centrales, Lamberti y Capurro les ganaban el duelo a Ledesma y Gaspar, ambos de muy flojo rendimiento, y empezaban a habilitar a Sand y Martínez quienes con mucha movilidad complicaron a una defensa que tuvo a Laso como principal figura.
Hasta que en la última pelota de la primera etapa, un lateral de Ortiz calló en el área, Sand se llevó a la rastra a Garré, llegó al fondo, jugó la pelota atrás para Luguercio, a quien le quedó muy pegada al pié, por lo cual hizo un movimiento de Baby, metió un puntinazo bajo y cruzado, al cual un sorprendido Ojeda, no pudo hacer nada.
En el complemento, el conjunto de Gorosito salió decidido a llevarse por delante al rival, pero apurado y con pocos argumentos. De hecho, con un gallego apagado y Lenis ausente, el hombre que habilitaba a los delanteros, o intentaba hacerlo, era Garré, quien lo hacía con mucho entusiasmo y con algunos buenos centros, en un mano a mano contra Luguercio, ya que al darse cuenta de esto Quirós metió a Ortiz dentro del área para ganar mayor presencia aérea.
Con el cambio de Cabral por un inexpresivo Gaspar , Pipo buscó mayo conectividad con los puntas, algo que no consiguió, por lo cual hizo ingresar a Alanis por Flores, con el objetivo de darle más recorrido a Lenis como lateral, y hacer con el uruguayo y Garré un dos contra uno contra Luguercio, o en su defecto, sacar a Ortiz del área, ya que era el que más cabeceaba.
Pero nada de esto pasó, ni siquiera el último intento de Castillejos, quien entró en los últimos quince para intentar revertir la historia, quien desperdició un mano a mano tras una buena habilitación de Cabral que tapó de manera sencilla Campodónico, pudieron repetir una historia que ya estaba definida. Párrafo aparte para Ojeda. Quien con cuatro tapadas en el segundo tiempo y un par en el primero, fue quien impidió que la diferencia haya sido más importante.
Una derrota que molesta, porque era una buena posibilidad para meterse en el lote de los del medio hacia arriba y consolidar una idea, que si bien todavía no abre grandes interrogantes, deja espacio para empezar a modificar algunas cuestiones que ya parecían impuestas.
Esta claro que el rendimiento del equipo estuvo bastante distante con respecto a la ilusión que se tenía en un principio, más que nada a la expectativa que generaba un equipo que se asemejaba bastante al gusto de muchos hinchas.
De hecho, el inicio del partido fue más que prometedor, con dos llegadas claras en un minuto y medio, una de Gallego y otra de Rinaldi, que se fueron apenas anchas ante la estirada de Campodónico, con el mismo argumento, ubicar al uruguayo a la espalda de Lamberti y los dos puntas mano a mano con la improvisada dupla central.
Pero con el correr de los minutos los marplatenses se acomodaron. Ya la pelota no le pasaba por arriba a los mediocampistas centrales, Lamberti y Capurro les ganaban el duelo a Ledesma y Gaspar, ambos de muy flojo rendimiento, y empezaban a habilitar a Sand y Martínez quienes con mucha movilidad complicaron a una defensa que tuvo a Laso como principal figura.
Hasta que en la última pelota de la primera etapa, un lateral de Ortiz calló en el área, Sand se llevó a la rastra a Garré, llegó al fondo, jugó la pelota atrás para Luguercio, a quien le quedó muy pegada al pié, por lo cual hizo un movimiento de Baby, metió un puntinazo bajo y cruzado, al cual un sorprendido Ojeda, no pudo hacer nada.
En el complemento, el conjunto de Gorosito salió decidido a llevarse por delante al rival, pero apurado y con pocos argumentos. De hecho, con un gallego apagado y Lenis ausente, el hombre que habilitaba a los delanteros, o intentaba hacerlo, era Garré, quien lo hacía con mucho entusiasmo y con algunos buenos centros, en un mano a mano contra Luguercio, ya que al darse cuenta de esto Quirós metió a Ortiz dentro del área para ganar mayor presencia aérea.
Con el cambio de Cabral por un inexpresivo Gaspar , Pipo buscó mayo conectividad con los puntas, algo que no consiguió, por lo cual hizo ingresar a Alanis por Flores, con el objetivo de darle más recorrido a Lenis como lateral, y hacer con el uruguayo y Garré un dos contra uno contra Luguercio, o en su defecto, sacar a Ortiz del área, ya que era el que más cabeceaba.
Pero nada de esto pasó, ni siquiera el último intento de Castillejos, quien entró en los últimos quince para intentar revertir la historia, quien desperdició un mano a mano tras una buena habilitación de Cabral que tapó de manera sencilla Campodónico, pudieron repetir una historia que ya estaba definida. Párrafo aparte para Ojeda. Quien con cuatro tapadas en el segundo tiempo y un par en el primero, fue quien impidió que la diferencia haya sido más importante.
Una derrota que molesta, porque era una buena posibilidad para meterse en el lote de los del medio hacia arriba y consolidar una idea, que si bien todavía no abre grandes interrogantes, deja espacio para empezar a modificar algunas cuestiones que ya parecían impuestas.
Foto: Estudio William Barbosa